Entrenamiento de equilibrio entre: fuerza, flexibilidad y
corrección postural, debido al carácter natural de los movimientos del
entrenamiento funcional.
Consideración del axioma de
Beevor: “El cerebro no conoce la acción del músculo aislado sino el
movimiento”.
ÁMBITOS DE APLICACION
El entrenamiento funcional es susceptible de tener aplicación en
cualquier ámbito, ya que se basa en el trabajo muscular de los grupos
implicados en cualquier actividad. Los ámbitos más comunes de aplicación serán:
Vida cotidiana.
Ámbito laboral.
Ámbito deportivo.
Ámbito de la rehabilitación y readapción deportiva.
ACTIVIDADES DE LA VIDA COTIDIANA FUNCIONALES
Son muchas y muy variadas, por poner algunos ejemplos, se pueden
destacar: Tracciones.
Empujes.
Deambulaciones.
Relación con otras generaciones
ACTIVIDAD LABORAL
Importancia de las acciones físicas laborales, como estímulo
desencadenante de lesiones, desórdenes, y desequilibrios tónico-posturales.
ÁMBITO DEPORTIVO
En numerosas ocasiones se acude a centros de entrenamiento
con objetivos poco “funcionales”, por ejemplo, un jugador de baloncesto, acude
a un gimnasio con la intención de trabajar sus piernas para ganar masa
muscular. Esto no sería un objetivo demasiado “funcional” ya que pese a que un
aumento de masa muscular puede ayudar, el objetivo real del deportista será
mejorar su capacidad de salto. Si ese es su “gesto deportivo” se deberá
mejorar ese gesto en su globalidad. Por lo que serán más importantes
otros factores, como la correcta coordinación intermuscular, la trasmisión
adecuada de tensiones en el gesto concreto, adaptar el salto en función de la
posición de rivales y compañeros, etc.
En definitiva, la idea es pasar del desarrollo de la
estructura al desarrollo de la función.
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